Son muchos los que me preguntan en más
de una ocasión qué es lo que deben comer y lo que no para perder
peso o rebajar su nivel de grasa corporal. Y es que no creo que la
pregunta pueda estar bien formulada sobre todo si viene de un artista
marcial. Nuestra dieta debe estar especialmente diseñada en función
del deporte que realicemos. No puede comer lo mismo un corredor de
fondo que un culturista, eso es evidente, así que vamos a abordar
este tema en el caso concreto que nos ocupa.
Para algunos, las artes marciales
representan una forma de vida, una disciplina, guía o elección que
los marca dentro y fuera del ring, tatami, la jaula o el octágono.
El artista marcial busca constantemente
superarse a sí mismo, tanto en lo mental como en lo físico. En este
sentido la dieta forma parte indispensable de un todo que nos llevará
a superar el umbral de nuestros límites ayudando a la
supercompesación del organismo.
Una de las citas que más me gusta en
este sentido es: “Somos lo que comemos”. El gurú de la nutrición
deportiva y ex competidor del UFC, Mike Dolce, ha aconsejado a
numerosos deportistas sobre las ventajas de una alimentación
saludable que no sólo mejora el rendimiento deportivo sino que
también prolonga la vida de una persona:
“Yo me concentro en prolongar la vida
de las personas, su longevidad y vitalidad. El énfasis de la Dieta
Dolce es hacer que las personas sean lo más sanas posible, sumándole
años a sus vidas. Quiero que todos mis atletas vivan 120 años. Ese
es mi objetivo. Ya sea un deportista que lucha por el título mundial
o un hombre común que busca perder peso. El propósito es siempre el
mismo”.
Algo que considero que pueda llegar a
ayudarte, aunque no es ni mucho menos indispensable, es rodearte de
gente sana cuyos objetivos sean similares a los tuyos. Pero lo dicho;
que la persona que tengamos al lado coma mal, no significa que
debamos hacerlo nosotros; esfuerzo y sacrificio son dos conceptos que
van unidos a todo deportista que se precie.
La hidratación es vital en la vida de
un deportista. El agua es el componente más abundante del organismo
humano (aproximadamente 65% de nuestro cuerpo es agua). El agua
corporal contiene electrolitos como el sodio y potasio, fundamentales
para mantener el equilibrio hídrico en nuestro cuerpo. Los
electrolitos perdidos durante la actividad física deben reponerse
luego de ésta, ingiriendo bebidas con alto contenido de sodio,
potasio y magnesio como pueden ser la leche, el jugo de naranja o
tomate. Se recomienda la ingesta de por lo menos 3 o 4 litros de agua
en temporada estival por día.¨El agua desintoxica tu cuerpo
manteniendo tus músculos, el tejido blando y los ligamentos
hidratados. Además moviliza el tejido adiposo y aumenta la capacidad
digestiva.
En lo que a alimentación se refiere,
la mayoría de los nutricionistas recomiendan una ingesta diaria de
carbohidratos (65%) proteínas (15%) y grasas (20%). La ingesta de
carbohidratos debe ser alta ya que, el combustible principal de
nuestro cuerpo es la glucosa y ésta se obtiene, principalmente, a
partir del consumo de hidratos de carbono.
Hay que tener en cuenta que este
porcentaje de glúcidos podrá verse reducido en el caso de
sobrepeso. Aquella comida pre-entreno será la que mayor
cantidad de hidratos de carbono contenga; y por supuesto ingerirlos
unas 1,5 horas antes de la sesión, evitando así que dicha ingesta
requiera una cantidad de sangre que más tarde vamos a necesitar para
cubrir las demandas de todo nuestro cuerpo. No hay ni que decir que
dichos hidratos no pueden ser simples, sino complejos y de índice
glucémico bajo.
Esto es pasta, arroz, patatas, frutas y
verduras. Estos hidratos se consumen más lentamente y, por tanto,
nos aportan energía durante un periodo más largo. Consúmalos sobre
todo al principio y mitad del día, cuando llega la noche debemos
evitar pastas, arroces y patatas; pues nuestra actividad es menor y
el consumo de energía que realizamos también, por lo que se
almacenarán en forma de grasas los hidratos no utilizados.
El pos-entreno es algo que
verdaderamente me sorprende en muchos deportistas nada más acabar su
sesión de entrenamiento. Es muy común la imagen del típico
practicante de peso libre, dentro del vestuario, que parece que estén
deseando acabar su sesión para meterse entre pecho y espalda un
batido de proteínas.
Vamos a ver, si eres un culturista
entiendo que quizás necesites esta ayuda ergogénica para cubrir las
demandas de gramo de proteína por Kg de peso corporal. Pero es que
ni aun así lo haría inmediatamente después del entreno! El cuerpo
sigue un ritmo metabólico tras la sesión y debemos dejar que se
pare. Es como si empujaras un cochecito de juguete por el suelo con
todas tus fuerzas; el coche posiblemente llegue al destino que hayas
marcado pero lo más seguro es que siga rodando por inercia hasta que
se pare.
Hagamos lo mismo con el cuerpo. Dejemos
que nuestro metabolismo siga funcionando, quemando y requiriendo la
sangre que necesitan los músculos. Espera a que pase al menos una
hora para la ingesta de ese batido. Tu estómago, músculos y cuerpo
te lo agradecerán.
Ojo! Que si entrenamos dos veces al
día, la comida pos-entreno cambia!. Si es así, tras las dos horas
siguientes al entrenamiento, sí que debemos incluir hidratos de
carbono en nuestra comida, incluso algunos de asimilación rápida,
de lo contrario nuestra siguiente sesión se verá seriamente
mermada.
En el mismo orden de cosas, debemos
recuperar todos los líquidos que hayamos perdidos. Intenta utilizar
agua para este cometido o como mucho una bebida isotónica. Nunca
bebas el agua en tramos grandes, sino en pequeños sorbos y
distanciada. Tampoco uses una bebida demasiado fría, ya que esta
permanecerá en el estómago hasta que no alcance la temperatura
idónea, y seguirás teniendo la misma sensación de sed, bebas la
cantidad que bebas.
Si tu caso es el sobrepeso, evita los
hidratos de carbono en la comida inmediatamente siguiente al entreno.
La sensación de hambre será mayor y te hará comer más de lo que
tu cuerpo necesita. Deja esa recuperación para la primera comida del
día siguiente o para la segunda tras el entreno, y siempre en
cantidades muy moderadas.
Algo que doy por sabido y muy
importante es realizar frecuentes comidas, con un espacio de tiempo
de entre 2’5 y 3’5 horas en función de la genética del luchador
y sus objetivos. Por ejemplo uno de genética ectomorfa (con
tendencia a ser delgado) deberá comer cada 2’5 horas, mientras que
un mesomorfo (huesos anchos y tendencia a la obesidad) deberá
espaciarlos más, pues su metabolismo es más lento. También depende
de los objetivos y el entrenamiento que se está llevando a cabo, a
mayor cantidad de ejercicios aeróbicos menos será el tiempo entre
comidas. Si se busca ganar algo de grasa o disminuir variará la
frecuencia entre comidas también.
No olvidemos también nuestra ingesta
de grasas. Consume grasas no saturadas. No nos referimos a una
hamburguesa, pizza o patatas fritas. Estamos hablando de las grasas
buenas. Algunas son las que provienen de los frutos secos, del aceite
de oliva virgen extra, salmón, etc.. Otras muy buenas son los ácidos
grasos omega 3, que podemos encontrar en algunos pescados como el
atún, salmón o caballa; y que nos ayudan a reducir la inflamación
de articulaciones y músculos. Una cena perfecta sería un filete de
200 gramos de salmón con verduras al vapor, puesto que nos
proporciona muchas proteínas, ácidos grasos y pocos hidratos de
carbono.
Esperamos os haya servido tanto para empezar como para continuar con vuestro plan de entrenamiento.